PROTESTAS EN CUBA “FUERA DEL JUEGO” -RECORDANDO A HEBERTO PADILLA-
Por Francisco Reyes Guzmán
El pasado 20 de marzo se cumplieron 50 años del encarcelamiento de Heberto Padilla, uno de los grandes poetas de la revolución cubana que hoy recordamos, por necesidad, a raíz de los últimos acontecimientos políticos en la isla.
Nacido en la Provincia de Pinar del Río el 20 de enero de 1932, Heberto Padilla publicó su primer libro de poemas en 1949, a la edad de 17 años, con el título de “Las Rosas Audaces”.
Fue uno de los fundadores de la Unión de Escritores y Artistas Cubanos (UNEAC) que dio apoyo a la revolución de 1959, y uno de los forjadores del periódico “Granma”, el diario oficial de Cuba.
En 1968, ganó el certamen literario de la UNEAC con el poemario “FUERA DEL JUEGO”, mereciendo altos elogios del jurado que integraban cinco prominentes intelectuales, entre los que se encontraba el escritor José Lezama Lima, autor de “Paradiso”, una de las novelas de mayor relieve del famoso “Boom Hispanoamericano”.
El veredicto le otorgó el premio señalando que, “Puesto que ningún otro libro, a nuestro juicio, tiene méritos suficientes para disputarle el premio al que resultó vencedor, acordamos, además, no otorgar menciones honoríficas”.
Más adelante, el jurado justifica que “La fuerza y lo que le da sentido revolucionario a este libro es el hecho de no ser apologético, sino crítico, polémico, y estar esencialmente vinculado a la idea de la revolución, como única solución posible a los problemas que obsesionan a su autor, que son los de la época en que nos ha tocado vivir”.
Pero de nada sirvieron los elogios. A finales de la década de 1960, Heberto Padilla entró en contradicción con el régimen, siendo un crítico incisivo de Fidel Castro y cuestionando la decisión de la UNEAC, que desdeñó la novela “Tres Tristes Tigres”, de Guillermo Cabrera Infante, para premiar una obra de menor categoría escrita por un genuflexo del líder de la revolución.
El 20 de marzo de 1971 Padilla fue arrestado, torturado en la cárcel y condenado a 20 años de prisión. Los argumentos del juicio que se le siguió pueden leerse en el siguiente enlace: https://www.libros de mario.com/fuera-del-juego-leer-online-gratis
Conocido como el “Caso Padilla”, escritores de diferentes partes del mundo, entre ellos, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Jean Paul Sartre y Susan Sontag, se manifestaron en contra del encarcelamiento, forzando a Fidel Castro a “reconsiderar” la decisión.
Según narra el novelista disidente Reinaldo Arenas en su libro autobiográfico “Antes que Amanezca”, escrito muchos años después en el exilio, aún con los golpes visibles en el rostro y pudiéndose poner apenas de pie, Heberto Padilla fue obligado a retractarse, para que fuera liberado, ante la burla y los vejámenes de líderes de la revolución que asistieron al acto de circo a escuchar los llantos el poeta, mosteado al pueblo en la televisión oficial.
Fue dejado en libertad con impedimento de salir de Cuba, hasta que lo logró en 1980 con destino hacia los EEUU, donde fueron reconocidos sus méritos como escritor, mientras sus libros ya habían sido proscritos en toda la isla.
Alcanzó un puesto de enseñanza en la Auburn University de Alabama, donde le sorprendió la muerte el 25 de septiembre del 2000.
En “FUERA DEL JUEGO”, Padilla “establece con claridad la diferencia entre un buen y un mal revolucionario”, a la vez que expresa su concepción sobre la Historia, “en la cual describe el tiempo como un círculo”, que no le gustó a Fidel Castro, después del criticismo.
El poema que publicamos a continuación “EN TIEMPOS DIFÍCILES” es una muestra de cómo ese sistema sacrifica a los seres humanos para darlo “todo por la revolución”, pero, al mismo tiempo, los elimina cuando se rebelan a la hora de “la prueba decisiva”.
Esta es la alegoría de lo que le está ocurriendo al pueblo cubano a raíz de las últimas protestas del pasado domingo 11 de julio, dejado “FUERA DEL JUEGO” por el gobierno de Miguel Díaz-Canel.
EN TIEMPOS DIFÍCILES
A AQUEL HOMBRE le pidieron su tiempo
para que lo juntara al tiempo de la Historia.
Le pidieron las manos,
porque para una época difícil
nada mejor que un par de buenas manos.
Le pidieron los ojos
para que contemplara el lado claro
(especialmente el lado claro de la vida)
porque para el horror basta un ojo de asombro.
Le pidieron sus labios
resecos y cuarteados para afirmar,
para erigir, en cada afirmación, un sueño
(el-alto-sueño);
le pidieron las piernas,
duras y nudosas,
(sus viejas piernas andariegas)
porque en tiempos difíciles
¿algo mejor que un par de piernas
para la construcción o la trinchera?
Le pidieron el bosque que lo nutrió de niño,
con su árbol obediente.
Le pidieron el pecho, el corazón, los hombros,
le dijeron que eso era estrictamente necesario.
Le explicaron después
que toda esa donación resultaba inútil
sin entregar su lengua,
porque en tiempos difíciles
nada es tan útil para atajar el odio y la mentira.
Y finalmente le rogaron
que, por favor, echase a andar,
porque en tiempos difíciles
ésta es, sin duda, la prueba decisiva.
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