-NOTA EDITORIAL-

El presidente Luis Abinader dispuso este miércoles mediante Decreto 396-21 de un PLAN DE AUSTERIDAD “con el fin de seguir enfrentando el severo impacto que ha tenido la pandemia del COVID-19” en nuestro país.El decreto también dispone la reducción de gastos de viajes, la compra de vehículos de lujo, donaciones, obsequios y el uso de personal policial y militar asignado a funcionarios públicos.

Restringe, además, las remodelaciones de alto costo, agasajos y celebraciones, así como la salida al exterior de servidores públicos en viajes oficiales que no cuenten con la autorización previa y la consecuente compra de boletos aéreos.Este decreto improvisado, que debió producirse el pasado 16 de agosto del 2020, tras la juramentación presidencial, no parece accidental a diez meses y días del ascenso del PRM al poder.

El martes, el periodista Francisco Reyes Guzmán, en un ensayo publicado en esta página, titulado “DE TRUJILLO A ABINADER EN EL MANEJO DEL ESTADO DE EMERGENCIA NACIONAL”, destacaba que inmediatamente el Huracán de San Zenón asotó el país, el 3 de septiembre de 1930, el nuevo mandatario (Rafael Leónidas Trujillo Molina) decretó un PLAN DE AUSTERIDAD para la recuperación nacional.

Desde antes de asumir la presidencia, Abinader debió anticipar el Plan de Austeridad que no se aplicó en el gobierno de Danilo Medina quien, por el contrario, seguía desfalcando el Estado con nuevos préstamos, sin explicar a la nación en qué se gastaron los US$1,050 millones del FONDO DE CONTINGENCIA de los cuatro préstamos tomados entre el 2017 y el 2020.Ramfis Domínguez Trujillo fue el único líder opositor que en varias ocasiones exigió a Danilo Medina una explicación sobre el destino de ese fondo de emergencia, mientras Luis Abinader permanecía en silencio, embriagado con el triunfo electoral.

Todo parece indicar que Abinader leyó el ensayo crítico del periodista en cuestión y, por vergüenza propia, decretó de manera improvisada y tardía el Plan de Austeridad.Desde su inicio, el gobierno de Luis Abinader y el PRM se ha caracterizado por el despilfarro de los fondos públicos.Otorgó exoneraciones de vehículos a los miembros del Congreso Nacional. Muchos legisladores que habían sido beneficiados en el gobierno anterior las vendieron a “dealers”.Abinader no frenó por decreto la práctica del BARRILITO y otros privilegios ilegales a los legisladores.

También siguió acudiendo a préstamos para el derroche, como fue la entrega del Plan Social de la Presidencia, de $100 millones a los músicos como “ayuda solidaria”.No ha podido eliminar el sifón en la Oficina de Prensa del Gobierno, y su directora, Miriam Germán, otorga a diferentes programas de radio y TV millones de pesos para propaganda innecesaria. Se ha malgastado dinero en la preparación de escenarios decorados con flores costosas para que Abinader anuncie cosas que puede hacerlo desde el solio presidencial, como hacía el Dr. Joaquín Balaguer. Se ha malgastado dinero en el anuncio dos veces del famoso plagio de la Marca País, sin resultados positivos.

Ha invertido en banquetes en lugares turísticos clausueados por la pandemia. En almuerzos con periodistas bocinas y músicos urbanos, sin contar con el derroche de compras inútiles en ciertos ministerios, como el MINERD, para el fracasado programa de educación virtual.El PLAN DE AUSTERIDAD llega tarde porque el gobierno de Abinader se ha caracterizado por el derroche en medio de la pandemia.

Tal parece que la comparación hecha por el periodista Reyes Guzmán, entre el PLAN DE AUSTERIDAD DE TRUJILLO y las improvisaciones del presente gobierno, le ha dado por donde más le ha dolido a Luis Abinader, el improvisador.